Comparamos nuestra vida con la de alguien cercano y automáticamente inician las quejas, algunas contra nuestro prójimo y las mas fuertes contra nosotros mismos. Nuestros defectos se engrandecen, mientras que nuestras virtudes se hacen invisibles.
Nuestro interior se transforma en ese buzón que a veces encontramos en un restaurante o en un cine, con miles de quejas de los usuarios por X o Y motivo de desagrado. Por desgracia nunca se felicita por alguna comodidad, ya que se acostumbra a reclamar por aquello que hace falta.
Pasamos demasiado tiempo viendo lo que nos falta del otro, ignorando por completo las cosas buenas que tenemos. Y para ser consientes de nuestras cosas buenas hay que ser agradecidos.
Algo tan sencillo como dar las gracias por todo aquello que tenemos, cambia nuestra perspectiva de vida. Si queremos vivir una vida extraordinaria tenemos que dedicarnos a vivirla y dejar de preocuparnos por lo que lo otros tienen y nosotros no, a disfrutar del suave aroma del café de las mañanas, la sonrisa de un niño por la calle, el cálido abrazo de un ser querido.... Agradecer por las cosas sencillas que iluminan nuestra vida.
No dejes de escribir porfi.
ResponderEliminar